22.5.08

Morente 18


Dame veneno, tanto veneno.
Dime que me calle,
si no, dame veneno.

Voy por golpe,
a tragos,
por veneno.

Quiero tiempo
y un poco de cara de frente (agua de fuente),
un ungüento.

Agárrame que rasgo el borde
del infierno.
Veneno, dame veneno.

Soy estero. Soy trueno.
Ay, soy del cielo que se enjuta
y de rodillas dice ay.

Cielo negro, ay, sabor veneno.
Y no vendrán los vaivenes,
a mi descalabro ni a mi entierro.

19.5.08

SUB DECLARACIÓN IV


Soy un percutor.
Soy un astrolabio.
No soy capitán de nave alguna.
De acero, de fuego, de ácido es mi navego.
Corroo. Dirijo hacia la cascada, al áisberg.
Yunque, no me detengo,
caigo y arrastro imán,
hormigas y arena a voluntades miles.
No respeto: pinche lectura, pinche escritura, las aguas me traguen. Temeré los terrores de la noche, la flecha que vuela de día, la peste que acecha en las tinieblas, la plaga que devasta a pleno sol. Caerán mil a mi izquierda y diez mil a mi derecha, seré alcanzado: no hay escudo ni coraza. Veré el castigo de los malos. Me alcanzará todo mal, todas las plagas se acercarán a mi carpa, nadie me cuidará en todos mis caminos. Tropezaré contra toda piedra; caminaré sobre leones y víboras, pisotearé cachorros de león, serpientes y alacranes. Me arrastraré por mi mismo sobre mi mismo mil veces mil mil veces.
(Sentado en el Salmo 91).

15.5.08

DE ESCOTILLA PA’FUERA. Tormentos tangerina. 7. Zigzag a 70


Siempre hay alguien a quién darle algo. Al mesero, a ese abnegado ser que con amor desinteresado busca tu bien etílico, le das 200. 50 de los tabiques y déjalo así. Me llamo Yolando, tendré el placer de atenderles. La mesa formada por 9 comensales, 7 de ellos veinteañeros, 4 chicas. Sabes que tienes el mando de la noche. Yolando, yo sólo le pego al tinto, así que, ya sabe, ¿no? Sí, mi jefe. Perfecto, cubierta la noche, pues. Jefe, le sirvo. Jefe, acá le dejo. Jefe esto, lotro. Así, pasas la noche, entre el rocanrol con Z, la cumbia, salsa, el canto, entre todo, tu copa, la copa. Esto será rápido. Desde las 3 de la tarde las tellas del tinto se tambaleaban. Ya es casi medianoche y dices (te dices, le dices), esa copa y no más. Claro, después de 8 horas, es lógico (ilógico) que el último bastión de esa mesa seas tú. Vámonos, la Z se preocupa. Sí, seguro que puedo manejar. Bueno, confío en ti. Y así llega el vertiginio semilento. En pocas andadas has ido a 70 en la carretera. Un malestar, un sueño, la borrachera, la frescura de la noche cuernavacuna, todo te marea, pero intentas relajarte. Rachid Taha te aprieta la conciencia y no cedes, sigues, no te sales, las rectas perfectas, las curvas no. Las curvas no. Recuerdas el estrés de manejar de noche, la tensión, el dolor de cuello… uf, suéltate, suéltate. Pero la misión que decidiste aceptar indica que concluyas los 22 km que te programaste. Todo se mueve, soportas. Respiras, exhalas. No se ve nada, sólo lo que necesitas. Confías demasiado en ese auto, casi lo crees vivo, que él sabrá cómo llevarte (pero no es un caballo con memoria). Llegas. Te duermes. Todo bien, Z enojada. Yolando bebiendo tu propina y seguro riendo. Tú… estúpido.

DE ESCOTILLA PA’FUERA. Tormentos tangerina. 6. Súbale al colectivo



Sí, ca’ón, ¿cómo ves? Bueno, pues bien, ¿tú? No sé, jajaja. Así inició el sujeto Javier la conversación en la peda. Se te acercó para que le dieras unos hielos ya que estabas, digamos, haciendo una especie de guardia de honor junto a ellos. Eres cortés, pero no te gusta que abusen. Dos hielos, ‘aistán. Zas, brother, soy Javo, ¿y tú? Piensas: no, yo no soy Javo. No. No te importa mi nombre. Tampoco. John Lennon… nah. Víctor, ¿qué bebes? La pregunta siempre rompe el hielo. Bueno, esto, tal, tal, jaja, sí, claro ¿Tú qué eres, Víctor? Carajo, esa preguntita… Lo mismo, piensas respuestas que van desde vestidor de niñosdios, hasta agente de recorte de personal y logística de jockeys en el hipódromo de Tamazula. Bah. Mira, pues, hago copy para una agencia de publicidad. Allí, el interlocutor se detiene, trata de poner cara de saber de qué le hablas. Pero rematas: bueno, yo estudié filosofía… suenan clarinetes, fanfarrias, ya agarró conversación el sujeto para rato. Órale, qué acá, siempre quise estudiar eso, tsss, órale, qué chido, salud ¿Y tú? Yo estoy organizando un colectivo interdisciplinario de arte y música, ando haciendo algunos perfórmances y pus juntando banda para reanimar esto del arte, ¿no?

Ah… tanta en tan poco.

DE ESCOTILLA PA’FUERA. Tormentos tangerina. 5. Datsun coral 78 Cristo


En el Palacio de los Deportes hay un concierto en el que si la estrella principal no llega a tiempo, subirá Dennis Hopper, ataviado con una túnica blanca, lentes Ray-Ban, descalzo, pelo largo. El buen Dennis apaga sus cigarros con la planta del pie. A mi alcance, puedo ver entre el público a Cohen con Dylan, a Vargas Llosa, Cortázar, a Fidel Castro y al Conde de L’autremont, más bien, al cabrón de Maldoror. Hay judíos, cristianos, hay negros, blancos. Uno que otro chino bebiendo con árabes. Justo delante de mí, el Padre Ralph Hirsch me pide un cigarro. Aún no comienza esto y sobre los hombros de otros, se sientan decenas de sacerdotes con túnica blanca y estolas multicolores.
¡Cura! ¡Cura ¡Cura!, ¡bajen a los curitas!

Es de noche, y en la carretera vacía e iluminada ámbar un Datsun coral modelo 78 se detiene en una gas. Un billete de 26 algos es entregado por el conductor a la dependiente. El conductor es Cristo, sí, ese mero.
¿Cabe la estupidez onírica?

DE ESCOTILLA PA’FUERA. Tormentos tangerina. 4. Avance, avance


Tráfico. 5 pm. Glorieta en Santa Fe, sobre Vasco de Quiroga. Pa’ bajar. Atascado, sí, muy. Pelotera de esas que van lento, lento. No pasa nada, obvio, calor y humo, mucho. Un altavoz angelical se avienta la de “avance, no se detenga” (bis). Jijodesuputísisimadre. Dan ganas de bajar y mearlo, madrearlo ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? Claro, nadie quiere avanzar.

DE ESCOTILLA PA'FUERA. Tormentos tangerina. 3. Pasito Tuntún

Hay un pasito -que no es el afamado y malogrado epiléptico (y aquí recuerdo esa frase de “chango con ataques”…) pasito duranguense-. Es el pasito tun-tún. No sé si esa belleza de paso de baile, entre pasodoble cantinfleado y danzón borracho y tango mongol sea invento del Enano Tuntún. A ver, a ver. El pasito tun-tún es una frase de una canción que algunos recordarán como banda sonora de “La Risa en Vacaciones” –esa joya, joya prístina, un producción de nuestra cinematografía, y que por ende, todos vimos-: “Pa’que todos bailen/pa’que todos gocen/este nuevo ritmo/que nadie conoce/pasito tun-tún, (x4)”. El señor Enano Tun-tún era un sujeto que medía un metro, vulgar, vulgar, compadre de fauna como el Caballo Rojas (pienso en un centauro pequeño), El Flaco Ibáñez, Inclán, Zayas et al; fiel amigo de señoras como Lorena Herrera y las Velásquez, Dolores (la Trailera), Carmensita Salinas y seguramente de la Pelangocha, todos y todas próceres de nuestra cultura (queramos o no). Ok, la estupidez inhumana me ha dejado grabado el ritmo, la imagen. Quisiera saber la genealogía de tales entes, su relación, su punto de quiebra… (para José René Ruiz, "Tun-tún", q.e.p.d).

DE ESCOTILLA PA’FUERA. Tormentos tangerina. 2. Tanto en tan poco


Ok, vamos a Perisur ¿Aunque haya un chinguero de pendejos caminando, perdón, gente? Sí, debo comprar eso aretes de marca judía. Ok, ok. Mira, la gordita parece que va a salir. En el estacionamiento cubierto, la vida no es como uno la piensa… (ni en un banco). Un cabrón, de esos señores cincuentones con esposa rubia de esas treintonas a bordo de lo que viene siendo un Transam, aprovecha tu educada, fina, y acaso por ello, lenta maniobra lenta de meter lentamente y sacar igual el cloch para acercarte al lugar que la gordita dejará lentamente. Se mete en sentido contrario, se malmete al lugar. Apaga, cierra, camina, no te ve. Pero ah, qué la chingada. Tras un par de segundos en los que atónito observabas tal injusticia cochera, lo encaras desde tu volante. Estaba yo esperando el lugar y usted se metió en sentido contrario para ganarme. Ni modo, mano (ajá, ochentero) tengo prisa. Sea civilizado. Oiga. Se va. Se va. Se fue. Puto coraje, putísima madre. No’más porque seguro y trae fusca el cara de judaenlebarón ese. Pero va a ver. Te relajas. Esperas a que acabe tu rola. Anda, date la vuelta y ya no hagas coraje, por eso trae un Transam, ya, relájate y vamos por mis aretes. Ajá… ni madres y te le plantas perpendicular atrás. Chau. Yo no tengo prisa así que él puede esperar. Te va a pegar al salir. No, no se atreve. Vamos por los aretes.

Cuánta gente, qué bruto, y es enero, ya pasó lo de la navidá. La tía, su sobrina la Chapis, la nena, la mamá, el papá, el sobrino camisadeláguile, el cuñado y la Tatis, todos, como barrera de tiro de castigo, pero móvil. Ocupan todo el pasillo, con sus vaivenes, -tampoco son una hilera romana-. Mmm, agh ¿qué te pasa?, supera lo del coche. Nada, estos creen que vienen en la Alameda (frase que le has robado a tu padre). Bueno, si es así, no están mal, esto es para pasear. Sí, pero, bloquear todo el paso... Ven. La jalas, brusco, acéptalo, luego le pides perdón. Uf, qué inconscientes ¿Dónde es la tienda esa? Atrás, del otro lado ¿Por qué no me dices? Por que estaba paseando, viendo. Te sientes único, el único idiota que se enoja por todo. Aunque lo que pasa es que estás deseando que el don aquel esté mentando madres por no poder salir. Entras. Buscas aretes en el aparador. Ella pregunta por aretes. Acá están, sí, espera. Pero son estos ¿Oiga no tiene de esos azulitos con zafiro y que son como morados? Mmm, no, señorita. Acá están. Ajá. Déjeme ver. Acá están, son estos ¿Cuáles? Estos. Ah, sí. Mire, señorita, son estos. Ojalá y esté mentando madres el cabrón ese ¿Cuánto cuestan? Tanto. Uy, qué caros, en el centro están baratos. Sí, pero en el centro no hay estacionamiento con señor en Transam. Compra. No. Yo los pago, no iré al centro. No. Que sí. No, no me urgen ¿No? No. Sólo la risa te queda.

¿Qué traes? Nada. Ok. Vamos a Mixup, quiero ver si está el nuevo de Goldfrapp. Ok. Oiga, ¿tiene el nuevo de Goldfrapp? Mmm, ¿qué música tocan? Como siempre los ponen en alternativo, le dices que alternativa, aunque a bien, bien, no sepas qué carajos tocan. Las etiquetas musicales nuevas te cagan, claro, porque quién va a odiar la etiqueta de “blues” o “ranchera”. Encuentra el “Supernatural”. No, este no es el nuevo. Es el que nos llegó. Sí, pero hay uno nuevo. No, amigo, no lo tengo. Oye, tienes el nuevo de Sabina. Oye, tengo un prestigio. Sí, amiga, en topten está. Claro, eso pinches discos sólo allí ¿Cuánto cuesta? Tanto. Uy, qué caro, en el centro está más barato. No le hagas al chistoso ¿En qué categoría está ese dizquepoeta urbano? No sé. Joven, ¿en dónde hay discos de este señor? En pop en español. Te da tanta risa, que ella se enoja un poco. Camina más rápido y bueno, se detiene cuando ve que no la sigues ¿Tienes el boleto, verdad?

Que esté, que esté. Que no esté, que no esté, ha de pensar ella. Y sí, ahí está con cara de muchos enemigos. Deténme esto. Ya, déjalo. A ver si te apuras. A ver si aprendes a ser más civilizado. Vas abriendo el coche, y Don Ojete se aproxima. No’más porque vienes con tu chava, si no te clavaba. Es cuando recuerdas que perro que ladra… Bajas. Bueno, cabrón, ¿qué quieres, pinche mandril? Sólo miradas que no matan. Nada, nada, te da la espalda y tú te cagas de miedo. Subes, cierras, arrancas. Silencio, mucho silencio, más silencio ¿Me das el boleto? Ya por Barranca comienzas el monólogo ¿Es natural al hombre ser estúpido? ¿o sólo intolerante? Claro, el estúpido fuiste… e intolerante tú.

DE ESCOTILLA PA’FUERA. Tormentos tangerina. 1. Al-arma.



Yo no sé ni quiero saber cómo se genera la maldad humana, pero sí cómo la estupidez. Y es que a diario, a diario a horas ya esperadas, uno se topa con que la realidad está llena de nosotros los estúpidos. Hay veces en las que la realidad lo zancadilla a uno. Allá va uno, con cara este es un día normal, todo bien, tranqui, a gusto ¡zas! La puta realidad metiendo su patota en forma de micro, señora, perro, niño, burócrata, jefa, y hasta de uno mismo.

Pasa que a la menor provocación y a traición la estupidez brota inmarcesible cacto trepando a nuestros pies, por lo menos en mi realidad defeña. De pronto, de la nada, los cielos se abren, y cuasi tocado por la mano del bueno de dios, a un adulto se le ocurre hacer sonar una alarma antiincendio en un edificio de 23 pisos. La sirena loca busca su Ulises y nada, nada, wiuwiuwiuwiuwiuwiwuwiuuuu…, suena y otra vez nada. No humo (claro, los putos edificios libres de humo), no chispas no fuego, na-da. Y la gente… ay, la gente: las asustadas, los mamilas, los ñoños, los que no oyen, las histéricas, las que callan la bocina con un largo shhhhh cerrado por un ashh corto. Y la bocina: “la alarma que usted escuchó no se debió a ninguna emergencia”, voz de papel lustre gris, acento chilango de esos, carnal, y dígalo 3 veces. ‘Ora que, poniéndose serio, imagino un edificio en Basora. Imagino a alarma diciendo en árabe: salgan, cabrones, ya vienen esos jijos del demonio… ¡PUM! Uf, la realidad es taaan diferente en estos días.

14.5.08

Abril viene


Frío y pasea suave,
enterrada en la idea esa,
la que le nublo.
No soy bueno y tengo miedo.
Acompasada,
en el pasillo redime su paz muda
y de mármol el espanto se hace un sueño.

Sueña que no hace frío
y que soy su mejor bastón
para ahuyentar hienas y corajes
con gritos altos y agujas.
En el corazón tiene hendida esta miserable rabia.
Me quito los dedos a mordidas
y muy temprano dejo el mundo estallar.

Abril va


¿Es en abril cuando llueve así?
Llueve sobre luz roja,
en mi bar rojo,
con fondo de Bowie en rojo.
Desde el submarino se ve que les llueve a los otros.

Extraño las flores,
las que tienen el rocío de colores.
Una vez más, sólo una, por favor.

Cómo caminas, cómo te ríes
sol de azules y muecas,
dame más sabores
con sal marina
y muchos pasitos entre los dientes.

Yo que me como un árbol y desramo,
y me bebo miles de relámpagos,
dame esa paz, morena,
siembra flores en mi costado.

¿Es en abril cuando llueve así?

Abril 25


Canto seda y tronco seco,
canto muerte y osco el aliento.
Canto duro, marginal,
canto de soplar y refunfuño de viento,
modal, al costado del tiempo.

Denuesto


Ya he estado aquí antes.
No quiero, no,
yo ya no quiero seguir siendo ese camaleón de ánimo y avispas de azaroso vuelo,
revuelo ante tus ojos.
Ya la bruma ha bajado,
ha subido y nos ha dejado el bosque libre en claridad.

Nada se marchita,
todo se ve.
En estas espinas al costado
es por donde se me sale todo.
Muerdo, siempre he mordido
y es en este paraíso en donde no’más no quiero.

Yo te debo todo,
te debo no estar solo.
Cuídame la piel, el olor y el acomodo.
Dame de oír, de sentir y de volar.
Yo navego, Zeta,
eres mi vela y mi entierro.
No me quites el sombrero de la razón,
porque me quemo.

Ceniza, marina, ceniza


Va vagando devaneando
en el nado acompasado, mi submarino.
No soy cosmonauta
no respiro alto,
más bien bajo,
bajo, en el fondo bajo
el silencio es milenario.

En el agua está la vida,
en la noche el sueño perseguido.
En el agua no es la noche,
en el arriba hay estrellas y ventanas,
plegarias solitas.
En mi mar hay cenizas
de huesos muertos.
Hay cenizas de besos muertos.
Hay cenizas con las que pulo mi visor.

No abandono la embarcación. No sé del sur. Sé del centro.

SUB DECLARACIÓN III


Para dejar la bajamar, hay que dejar nada arriba para poder volver sin esperanza colgada de hilos. Mergulho porque aquí no hay nada que valga. Ya digo, altamar es la calle, el día, la gente, lo que la escotilla respira. Atento nada más mi periscopio entre todo ese nosé que hay a diario en el respiradero. Inmersión. Para estar acá, no hace falta nada.

En la vida marina, azul marina y profunda, reconozco los vicios, y las memorias de campeador venido a marino. No sé nadar, detesto la sal y toda fauna no comestible y que literalmente es extraterrestre. Pero acá no soy. Acá no me hablan, acá el sonar es el corazón del submarino.

SUB DECLARACIÓN II


Cuando me persiguen los que me persiguen, soy el huso que ovillo circunnavega el miedo a miles de nudos-sangre y que no se deja asir ni con las cuerdas, redes o anclas de mi propio ostracismo. Uf. Abajo, en los suelos sueños marinos del mundo, la respiración es compuerta que poco oxígeno deja para flotar lógico. Todas las palabras son granos de sal azaroso flotadores y que convergen en mi ritmo. Hoy así, mañana quién sabe. No hay sueño… mejor, así no sueño.

Descalzo en mi propio mar, a la deriva en este pordebajo, es difícil hallar puerto razonable. Es la presión, el malsueño y la vigilia recargada en el periscopio la que me mata. La que anega toda lógica de escribir.

Radar


Y con demás habilidad
labrarse la salida
de la enredada cuerda,
de viola que rasga
y rompe el sonido
venidero verde
ajustado entre ese otoño
adelantado en jacarandas volátiles
y nervios de pulpo molesto.

11.5.08

Puente corto


Ver más claro y escuchar mejor.
Viene de un espiral
bajo el rumor de chispa
que advierte resurrección.
Tsssss. Psssss. Ffffssmm.
Y sube y gira
y persigue mejor
el instinto.
Riega paralelo
a estribor en un guiño.

SUB DECLARACIÓN I


Me declaro capitán de nave y declaro y me pongo: “no a la arena, no al mar, más que desde abajo, desde dentro, no a eso que me escalda y me suda y me empuja a no querer y a odiar. No a eso, y por eso me sumerjo en mi submarino azul marino y tangerina, con torpedos acabacuentos, con hélices muevetodo, llantas grandes bien grandes de esas que aguantan la mar salada, periscopio invasivo y radares paternales”. Por eso me quedo contigo, desde mi submarino azul marino y tangerina, que trina y suena bling, y dice bling cuando lo estaciono contigo.

El submarino azul marino y tangerina es la nave mía que me lleva profundo en tu mundo, Zeta marina, de mar.

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