Olivar (para los caídos en Gaza)

Sirenas,
que en tierra han de doler.
Sirenas que gritan la huída y erigen escondrijos.
Ya vienen por tus olivos,
por tu libros,
ya vienen por ti
para dormir en círculos;

entre polvo y rezos,
la llamada a gritos del infortunio
es propia de tu naturaleza,
entre polvos y rezos,
la emboscada tunde al espíritu
y sólo queda el desierto
y la fe muerta.

Linchamiento para apóstata

Rueda tronco cabizbajo de rodillas y flores atadas.
[Hendido al fango, burbuja petra].

Macula fe pulla:
pudre
y escupe y escapa.
[Trashumo los santos ungüentos, los putos recuerdos de comunión].

Castra herrado caballo los rezos, los favores.
[Brujo cenizo, viejo y cobarde, ese dios golpeador].

Desvencijado cuerpo cáliz soplo.
[Sin cabeza se le ve al cielo, se le va el diablo].

SUBDECLARACIÓN VIII

Es el octavo encierro submarino que me asalta. Declaro que el aire se anega en los pulmones y que el tabaco ya no pone como debe. El fierro ocre en los huesos se ha varado y soy la coraza de un barco que en abandono cruje. En este océano hay un espacio y es muy grande, pronto voy a hallarme Poseidón.

[Tengo los años en la sala de combate, torpedos que a estribor me tienden; tengo los ojos listos para tus manos, tridente].

Ungüento

Zumban abejas
y sorbetean la piel,
ven correr la miel de mis espejos,
de mis reflejos lentos,
de los celos estos,
y en espiral hunden su natura:
ven en mi sangre,
ven rota y arena,
ven espera, lluvia y tormenta pétrea.