14.5.08

SUB DECLARACIÓN III


Para dejar la bajamar, hay que dejar nada arriba para poder volver sin esperanza colgada de hilos. Mergulho porque aquí no hay nada que valga. Ya digo, altamar es la calle, el día, la gente, lo que la escotilla respira. Atento nada más mi periscopio entre todo ese nosé que hay a diario en el respiradero. Inmersión. Para estar acá, no hace falta nada.

En la vida marina, azul marina y profunda, reconozco los vicios, y las memorias de campeador venido a marino. No sé nadar, detesto la sal y toda fauna no comestible y que literalmente es extraterrestre. Pero acá no soy. Acá no me hablan, acá el sonar es el corazón del submarino.

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