20.11.09

dos (mantis)



Aminoraba la noche en un claustro de piel de talle mujer cuya baraja de posiciones extracortaba la sístole de retribución: un-dos, un-dos, un. El homicidio con sus ramas dentro de sus fronteras psíquicas migró ilegal al cadalso al amante pensador, en espera de la ejecución neuronal. Su viril virtud caía zafra en el horizonte del vientre fundido, femenino. Engranaje óxido hoy su verbo cedazo caviló sempiterno en el espasmo universal, flotando. Fotosíntesis, mantis, religiosa. Requiem.

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