28.12.10

Requiem para mi libro negro.



De junio de 2002 a diciembre 27 de 2010.
Aquí las últimas palabras para mi diario-eventuario.

I
Qué distinto es venir contigo.
Qué distinto es en la ciudad;
no llegarás
no volverás
a la playa, al maritirio.
Qué distinto es ver llover contigo.
Si quisiera, te sumergiría en ciénegas celestes,
seas lunar
lunar
lunar
cubrepolvo
bajo el mar
bajo el mar.
Eventuario, te deseo tanto;
todos los días, a diario.

II
Hubo muchas noches como ésta.
Te traía, llevaba y guardaba.
Te cuidaba como el hijo que eres.
La rama que da forma a mis sombras.
El árbol que arguye y espanta
denuestos y fantasmas
[obviamente ajenos].

Y aunque en realidad nunca pare de llover,
yo te cubriré, te puntuaré y sabré dejarte sábanas con la tinta,
y cobijas de palabras.
Llueve y no tengo frío.
Es de noche y no tengo llevo miedo.
Estás conmigo, como el hermano
que siempre he tenido.

III
Tienes rumor de muerte.
Llevas ruina y ceniza
en el lomo
negro
dorado
soleado
tostado.

Vistes humor
grueso
salino
graso
magro.

Columna de epitafios.
Coyuntura de miles de sabores.

Nunca te abandoné, mi casa y guarida.
Jaguar, te rujo.
Jaguar, me llamas.

IV
Entraste por muecas
y te apostaste por comisuras.
Valles de mis valles,
sé de ti,
y bebo interminablemente
de tu palo seco y enmielado,
cristal.
Surtido de flores,
campo de soles
y aromas de verde,
agrio y sudores.
Tú mi palabra. Mi infierno.
Vences con las hojas
el constante deseo del vuelo
al Mictlán.

Has de pasar años encerrado, has de dormir con los cuadernos, deja que alguien, cuando pueda, quiera y encuentre, te abra, de tajo, de mariposa, y te vuele, y engulla, orgulloso.

V
Si dije que acabaría contigo, es siempre en acusativo y en in más dativo.
Nos vamos a ir juntos.
Imagina,
veo olas y astros de todo mundo,
igual que cuando cerrábamos los ojos,
y el big-bang era un esputo de moco.

No sangrarás. No te callarás.
Viraremos en canales y ráfagas de jugos y semillas.

No te abatirás. Me abatiré.
Estaremos acelerando juntos y laterales.
Dormirás perpendicular y paralelo,
decúbito
prono
y supino.

VI
Un día dentarás.
Y tu rugido intermitente infante
inundará la selva
que te donó a mis brazos.
Roar, grrr.
Y sólo uno distinguirá la superficie.
El agua nos verterá las venas
y venderemos caro el abrevadero.

Te lo digo, empapado, sellado
hervido, cocido.
Ya te vi las hojas abotagadas y sobrias:
vómito implosiona
y regenera en ti, el mismo.



VII
Uno mismo es quien decide sus ritos.
En sueños constantes, he matado, nacido, absorbido.
La recta, la curva chata, la luna, también eran viñetas de cuando duermo.
Lenguas, reptiles encantados y babilónicos.
Todos los felinos, todas la edades en mares volando.
Tiros, espadas.
Toda tu fauna de piernas, caderas, brazos,
se paseó fina sobre la profunda madrugada.
Aquí es cuando y donde te digo que siempre hemos sido más de tres.
En tus hojas multicolores, nunca te mentí, ni te develé falso o tramposo.
Consolaste espasmos juventinos, dolores sempiternos.
Leíste mi oscuro cuervo.
Fuiste los otros libros negros,
y notas en bond, revolución y servilleta.
Eres todos y siguen muchos.

VIII
Te digo de frente que no sé si serás el único hijo verdadero.
No sé si el niño del mar te duela y quite tu dominio.
Quiero que así sea.
Pero sé que es casi lo que siempre he buscado.
Recuerda que sé manejar mis símiles, mis semillas.
Cada puta hora manejo los restos de hombre que soy,
como animal sabinesco, que he sido.
Aquí guarda tú, faraón, el límpido extremo de mi ira, rabia y golpe, rasgo y escupitajo.

Agazapado y encaramado, canta con mis ídolos.
Sabes que ante todo soy blues, rock, flamenco, räi, bossa,
corrido, décima, son, tango, cumbia
y música, música con letra, contigo.
Guárdame, libro negro,
hijo vivo que nunca tengo,
sueño que nunca duermo.

IX
Tú decide si eres vino tinto, o café.
Leche, tequila o jugo de piña.
Sabes tanto.
Si quieres, todos los nombres y los innombrables.
No te comparto el mío que es Zulma.
Ese soy yo. Tú eres todos.
Te reconstruyo, también, si quieres.
Con plumas de aves escribientes.
Letras de colores
A-Z… de luz.
¿De qué me sirve la pregunta?
Te dejo las respuestas.
¿No es en ti? ¿No ha sido en ti en quien celoso deposito el desasosiego?
¿Por dónde me seco este abandono?

X
Se trata siempre de repartir.
“Soy un hombre de piernas” -¿te acuerdas?-.
Dar es salado, porque gusta y enriquece.
Por eso, a todos pido que me den.
Que construyan reinos como el mío.
Por eso Zulma es Zulma y lo que sigue -¿también te acuerdas?-.
Y te voy a recordar más, apunta.
La hojarasca que primigenia me alzaba.
Pedestal de hojarasca. Flores de hojarasca para ti.
Aventadas, de abajo, pa’rriba. Ah, no hay dios ni guaguancó que me consuele.
Otra.
El mejor de mis hombres posibles.
Esa, esa te gustaba.
La del talle ajeno y los muslos,
los muslos hojas plenas.

XI
¿Qué te enseño de mi ira?
Te aprovecho por mudo, por tácito.
Con esta lengua castellana te revivo.
O con la inglesa, griega, latina.
Potuguesa (Não o direi nenhuma coisa).
O aquella de los sueños alemanes y árabes.
Vienen años de ruso o italiano.
Quédate esperanto el francés.
¿Me has oído reírme? Yo me río mucho.
Entonces dije que no te puedo enseñar mi ira incontinente.
Toma el diván y ruega por nosotros,
porque no es noche de béisbol y no habrá dignidad que te cobije.
La voz. Otra vez la voz -¿también te acuerdas?-.
Óyeme, ronco, grave, Cohen, Waits et alii.

XII
Once años contigo. Casi ocho en ti.
¿Qué callas cuando callas cuando te pregunto? ¿Te pregunto mucho?
¿Te callas ya que te mueres? ¿Te vienes?
Enséñame a callarme, a venirme.
Enséñame a sentir la piel de nuevo, en pluma.
Ya no me sabe a nada la piel.
Ayúdame como antes,
a enamorarme:
contemos embrujos ancestros,
renuévame la ballesta,
rellena con pólvora mis huestes.

No quiero nada. Siempre me quedo solo, como nacido.

XIII
Solo, malnacido, no nacido, ni nacido.
[No nacerás].
Malhadado. Soy un percutor de tus buenas intenciones, mujer.
[Ahórrate el esfuerzo sexo, ni te muevas sexo].
Ejecutor, ecualizador, hijodeputa y pendenciero.
[EL sabor de la piel por el sabor de la piel].
No traiciono, no miento, falseo, lento, embrujado, animal.
[Tu versión más irracional mata]
Iletrado, confuso, desperdiciado y fundido.
[No nacerás].

XIV
Yo te dije que yo mismo reviento los pedazos de hielo,
lo diminutos,
con las muelas,
con la ira con el viento,
me arrastro bala por dentro
y me bebo el desierto, la rabia,
la rabia y el horror,
la rabia, el horror, el tormento.

[Todas la noches saben a esta cara soledad comprada de mí conmigo,
y sólo me salvas Zulma de mi tumba,
pendo, no encuentro ese hilo,
no encuentres nunca las llaves,
sálvame de mi desvelo, de mi ira, de mi entierro].

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