quince (de aquella rabia)
Ya lo oigo. El ímpetu pasado.
Me grita: levántate. Me dice: da una caminata, incendia la charla ajena, y sábete que tu espíritu no tiene lados aunque lo recuestes, no tiene rodillas aunque rece. Me pide: termina con esa mancha, termina con el espasmo diario. Me exige: olvídate de trueques, y lame con los dedos los lomos de los libros, sus hojas. Me ruega: a la boca, mira a tu mujer y pídele que te detenga las palabras y la lengua fuego.
[Y yo me digo: huye de todo, huye de él, el fantasma presente que me trajo a este aquelarre].
Ya lo veo. Al ímpetu futuro.
Y sigue: devuélvete el héroe, toma los puños, dales la tragedia y convoca los dragones. Y demanda: toma tu barco, toma tus velas y sopla tu rumbo desde el olvido. Y ordena: abre el océano y derriba ese mercado, cárcel y accidente.
[Y pienso que el fantasma presente niega todo vestigio de oposición, siniestra, que me ha hecho cobarde, pero cobarde también es su guarida].
Foto:http: //www.flickr.com/photos/salaboli/3023869641
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