24.11.08

Mapa do ceu



Viajo con la mirada enarbolada
que se engarza con algodones y pies suspendidos,
en cada vuelco y resguardo,
en cada voz negra y espesa que te espanto.
Déjame caer de boca,
déjame quitarme el diablo.
Ponme crucificado entre tus manos,
déjame en ácido,
déjame abandonado.
Me golpeo el pecho por decirte lo que hago,
lo que espeto y lo que odio.
Soy un caballo desbocado,
sin techo, ni luz ni establo.

11.11.08

Beta (para Zeta que vive mucho)


Es el gris marginal,
en la hora de la luz
quien baja hilvanando la fatalidad del cielo,
cenizo en cada sonrisa
mueca de alabastro
¿Qué le digo, si se me viene usted sonriendo, hilvanando y enterrando la muerte entre mis dedos?
Es el gris matinal
quien recoge con destellos
en las cuencas estos ojos derramados
En día de muertos los muertos son los que danzan con los muertos y con flores de colores y naranjas de olores millones mecen, ciernen y atalayan la víspera de los quedados

La Tovarich de Sabines con versos extra acompasados



Me quejo, mujer, de tus ahuyentos
Por que caí, como una piedra en el agua

o una hoja en el agua,
o un suspiro en el agua.
Caí como un ojo en una lágrima.

Y permanezco sereno, como lucero de cielo
o nube de cielo,
o azul de cielo.
Permanezco en casa todo, entero.

Hasta agotar sus senos me desprendí

(leche de flor bebí).

Hay un polvo de vacío
sobre las huellas de tus pasos
que son tus pasos hacia afuera.


(Porque me duelen las manos de tanto no tocarla
me duele el aire herido que a veces soy.)

Entretanto
lento me consumo
a paredes
de cabeza,
me volteo
y escupo al techo, a tu dios y al cielo.

Que todos mueran a tiempo, Señor.
Desampárame, Señor, que no sepa quién soy.
Amanece de tarde. Sin sol. (Para sus manos en guante: mi corazón.)


Con un respiro roza mi corazón,
estrecha tus senos en mi pecho,
rojo, lila y marrón.

Yo le hubiera injertado mis labios
en sus muslos, de dos en dos.

Del no te tengo a dónde voy, muerdo tu cama, tu sol y el otro sol.